miércoles, 15 de agosto de 2007

Tapa del Segundo Número

sábado, 11 de agosto de 2007

El Chocolate, fruto de los dioses.


Pocas cosas evocan tanto el sentido del placer como nombrar esta mágica palabra: chocolate. Ni hablar si, en vez de pensar en él, nos dejamos sucumbir ante un suave y terso bombón que se nos derrite lentamente en la boca y provoca esa inexplicable sensación de bienestar, de calor, de aromas afrodisíacos, que nos elevan por un momento al mundo de los dioses.
Lo cierto es que el cacao es el placer más dulce, detrás de su famoso sabor se esconden numerosos secretos; desde su origen, pasando por sus cualidades beneficiosas para el corazón hasta sus propiedades nutritivas. Es una gran fuente energética y un aliado en los momentos bajos.
Al igual que el vino, contiene fenoles antioxidantes que protegen al organismo de enfermedades cardiovasculares. Estas sustancias combaten los radicales libres y retrasan los procesos de envejecimiento celular.
El consumo moderado 2 ó 3 veces a la semana, previene las enfermedades del corazón siempre y cuando la persona no sea obesa. Es el precursor de la serotonina cerebral. En el cerebro el triptófano, se transforma en serotonina, lo cual confiere al que se comió el chocolate una sensación de tranquilidad y sedación placentera.
Un poco de historia
El cacao es una fruta de origen tropical con la que se produce el chocolate. Sus orígenes probablemente sean más antiguos de lo que se puedan imaginar, ya que hay remontarse 2500 años atrás.
Según la mitología tolteca Quetzacoatl, la serpiente emplumada, dios de la felicidad pacífica y jardinero del paraíso en que vivían, enseñó a los primeros hombres a cultivar el Cacahuaquaitl, árbol de cuyas semillas tostadas y trituradas procede el chocolate.
Dioses y emperadores de nombres más o menos impronunciables se sucedieron rodeando siempre el cultivo del árbol y la cosecha de los frutos mágicos ceremoniales incluidos sacrificios humanos a cargo de los sacerdotes.
Con sus habas maduras y tostadas preparaban la bebida energética reservada al emperador, nobles y guerreros. Cuenta Bernal Díaz de Castillo, cronista de Hernán Cortés, que a Moctezuma le servían una bebida de cacao en copas de oro. Y agrega tímidamente “que decían tenía una virtud para tener trato con mujeres.”
Tal vez por eso, según el cronista citado, a falta de vino, algunos españoles comenzaron a beberla si mayor entusiasmo, descubriendo “que cuando se la ha bebido se puede viajar todo un día sin fatiga y sin tener necesidad de alimentos”. Amarga y picante, no resultó particularmente atractiva al paladar de los conquistadores. Claro, el tchocolatl, tal como lo preparaban los indígenas, se aderezaba entonces con una de las tantas variedades de nuestro familiar ajicito de la mala palabra…
Destruida Tenochtitlán en 1521 y ya instalada la joven colonia en México, las religiosas de un convento de Oxaca pusieron a punto deliciosas nuevas recetas mezclando el chocolate con azúcar, vainilla y a veces canela y anís.
A partir de entonces pasteleros de todo el mundo derrochan talento para crear especialidades sólidas, líquidas o fundentes. Porque con chocolate todo es posible.
Estamos en agosto, y Villa Gesell se viste de chocolate para tentarnos una vez más con este fruto de los dioses; más precisamente el fin de semana largo del 17 de agosto se celebra la “Fiesta Provincial del Chocolate Artesanal”, y es una buena excusa para todos los golosos que podrán sucumbir a las más cuidadas delicias en chocolate y otros dulces, además de disfrutar de espectáculos para grandes y chicos. Por supuesto que allí estará El Viejo Hobbit, participando con su stand y ofreciendo las cosas ricas de siempre y algunas novedades con las que sorprenderlos.

Receta de Fondue de Chocolate

Ingredientes para la fondue:
2 tabletas de 150 gramos de chocolate semi-amargo
2 cucharadas soperas de dulce de leche bien, pero bien, cargadas.
½ vasito de crema de leche.
Unas gotitas de whisky o ron para perfumar (si no lo desean no lo ponen)
Ingredientes para acompañar:
Frutas de estación o conserva a elección (cortadas en cuadraditos o rodajas según corresponda), vainillas, biscochuelo, obleas, y todo lo que su imaginación golosa le permita.


Preparación:
Para realizar esta receta es necesario poseer un caquelón para fondue de cobre.
Se rompen las tabletas de chocolates en trozos pequeños, y se colocan en el caquelón donde ya se puso el dulce de leche y la crema, fundir sobre la hornalla a fuego mínimo. El chocolate necesita muy poca temperatura para derretirse. Cuidado que se quema muy fácilmente. Se deja reposar pocos minutos sobre el fuego siempre vigilando y luego se comienza a revolver suavemente al principio. Cuando observamos que el chocolate ya se derrite, revolvemos con más energía hasta que liguen todos los ingredientes formando una masa homogénea y listo. En el caso de que la fondue salga muy chirla se puede agregar un poco de dulce de leche o chocolate y si es muy espesa le agregamos otro chorrito de crema.
Colocamos la fondue sobre el mechero con el fuego bien bajito y disfrutamos de ella sumergiendo los ingredientes para acompañar que previamente ya preparamos alrededor del caquelón en platitos y cazuelitas.
Aunque usted no lo crea, una excelente alternativa para acompañar la fondue de chocolate es una cerveza negra, preferentemente la Stout de “El Viejo Hobbit”. Dado que este tipo de “Ale” tiene notas que nos recuerdan al cacao.

Les presentamos nuestra India Pale Ale


Desde que comenzamos a hacer cerveza en el año 2002, en
El Viejo Hobbit siempre realizamos tres estilos de cerveza, a saber Pale Ale, Red Ale y Stout. Estos tres tipos de cerveza como ya explicamos en nuestro número anterior de “El Pregón Cervecero”, son estilos tradicionales del Reino Unido. Sin embargo para algunas ocasiones de nuestras ollas de cocción han salido otros tipos de cervezas que hacemos ocasionalmente, como la cerveza verde o la cerveza con chocolate, etc..
En esta oportunidad decidimos recrear y rescatar una versión de “Pale Ale” más robusta que nació en el siglo XIX, en el seno del imperio británico.
La traducción de “Pale Ale”, a nuestro idioma vernáculo, querría decir algo así como “Cerveza Inglesa Pálida” ¿Por qué pálida, si su color es mucho más cobrizo que las cervezas rubias tipo lager que conocemos en la argentina desde hace más de un siglo?
Bueno, es que los ingleses no las comparaban con esas cervezas cuando las catalogaban de pálidas, sino con sus oscuras stouts, porters y brown ales. La “Pale Ale” (PA) es una cerveza de fermentación de superficie como todas las típicas británicas. Por eso es una “Ale”. Tiene generalmente un porcentaje pequeño de maltas caramelo o cobrizas, de allí el color. No son cervezas de alta graduación alcohólica, lo normal para nosotros, más o menos el 4%. La “PA” es una cerveza algo más lupulada (más amarga) que las rubias industriales a las que estamos habituados por estas latitudes, de allí que se las conozca también como “Bitters” (amargas) Hasta aquí presentada a grandes rasgos el estilo “Pale Ale”.
¿Pero qué es la India Pale Ale (IPA)?
Como muchas cosas la IPA es algo que surgió de la necesidad. En el siglo XIX el imperio británico dominaba y sojuzgaba a la India, sin embargo, a veces, de las cosas malas y tristes surge algo bueno. Los británicos tenían en el referido país un nutrido ejército, gran cantidad de colonos, y los tripulantes de su armada surcando los mares, de allí nació la necesidad de consumir la cerveza a la que estaban acostumbrados en Inglaterra. Sin embargo surgió un problema, sus ALES se pudrían irremediablemente cuando los barcos afrontaban los climas cálidos y el viaje de varios meses a la India.
Por más que los barriles fueran colocados en las bodegas más frescas, que estaban bajo la línea de flotación, el calor y el movimiento afectaban a la cerveza; y esta se ponía agria. Este hecho era poco menos que una catástrofe nacional. Imaginen que el almirantazgo asignaba a cada marinero por día 1 galón UK (4,5 litros). La cerveza era la principal fuente de vitamina B, y esta evitaba el escorbuto. Aunque los marineros estaban más preocupados por la alegría que les producía la cerveza, y ante la ausencia de esta se libraban a los efluvios del ron y otras bebidas fuertes.
La solución vino cuando se comenzó a fabricar una ALE pálida con mayor cantidad de lúpulo y más alcohólica que resistía los embates del largo periplo. El lúpulo tiene propiedades antibacterianas pero también brinda al paladar acostumbrado un final seco y apetitoso. Esta nueva versión de “Pale Ale”, se denominó “India Pale Ale” y tenía una graduación alcohólica que rondaba el 7%. Desde entonces la IPA es producida por muchas cervecerías inglesas y algunas al rededor del mundo, incluso hay versiones estado unidenses que se denominan AIPA (American India Pale Ale)
El Viejo Hobbit se complace en presentar su primera IPA, si los habituales concurrentes a nuestra taberna medieval la aprueban, repetiremos la experiencia.