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viernes, 11 de enero de 2008

Homenaje a Juancito de Vega


Corría el año 1996, nosotros recién comenzábamos con El Viejo Hobbit , pero la vida ya transcurría rápido ; teníamos dos hijos y uno en camino. Estábamos llenos de ilusiones, nuestro negocio era insipiente. El esfuerzo era enorme y la cosecha incierta. Sin embargo muchas personas nos ayudaron, incluso algunas que ni siquiera nos conocían. Una de esas personas fue Juan de Vega.Como él dijo: ¡Siempre que necesité una mano alguien me la dió, por eso los voy ayudar! Juan pertenece a la tercera generación de la familia de productores de quesos y leche, que fueron fundadores de la empresa “El Amanecer”. Juan es sin duda uno de los referentes en la República Argentina en lo que a producción de Quesos de alta calidad se refiere. Dicen que por sus venas corría leche en lugar de sangre, porque desde chico siempre estuvo en un tambo y quesería. Tuvo muchos altibajos económicos, pero siempre fue un gran maestro en lo suyo. Desde 1991, con sus hijos Juan Pedro, Matías y Carolina; y su mujer Mirta, en el parque industrial de Tandil, produce los mejores quesos artesanales de esta cuenca lechera serrana, que es decir los mejores quesos que demanda el mercado internacional. Sin embargo hablar de Juan de Vega limitándolo al mundo lácteo es una injusticia con su personalidad inefable. Siempre nos demostró una honestidad incuestionable, un amor enorme por los suyos y al trabajo, pero sobre todas las cosas lo que más extrañaremos de él es el buen humor. Salvo cuando se enojaba, siempre estaba dispuesto a la broma que nos hacía reír a todos. Siempre estuvimos orgullosos de trabajar con los quesos de Produlac, reconocemos que la calidad de nuestras Fondues, y Tablas se basa en la excelencia de los productos de la empresa de Juan de Vega, ya que el 80% de los quesos que utilizamos en El Viejo Hobbit provienen de la misma. Por lo tanto seguirá siendo un honor seguir trabajando con la familia de Vega, y recordar a Juan. Su aporte comercial a nuestro negocio fue enorme, pero su legado humano aun mayor. Sólo cabe decir: ¡Juan de Vega... Gran Amigo, Gran Maestro Quesero!

sábado, 11 de agosto de 2007

El Chocolate, fruto de los dioses.


Pocas cosas evocan tanto el sentido del placer como nombrar esta mágica palabra: chocolate. Ni hablar si, en vez de pensar en él, nos dejamos sucumbir ante un suave y terso bombón que se nos derrite lentamente en la boca y provoca esa inexplicable sensación de bienestar, de calor, de aromas afrodisíacos, que nos elevan por un momento al mundo de los dioses.
Lo cierto es que el cacao es el placer más dulce, detrás de su famoso sabor se esconden numerosos secretos; desde su origen, pasando por sus cualidades beneficiosas para el corazón hasta sus propiedades nutritivas. Es una gran fuente energética y un aliado en los momentos bajos.
Al igual que el vino, contiene fenoles antioxidantes que protegen al organismo de enfermedades cardiovasculares. Estas sustancias combaten los radicales libres y retrasan los procesos de envejecimiento celular.
El consumo moderado 2 ó 3 veces a la semana, previene las enfermedades del corazón siempre y cuando la persona no sea obesa. Es el precursor de la serotonina cerebral. En el cerebro el triptófano, se transforma en serotonina, lo cual confiere al que se comió el chocolate una sensación de tranquilidad y sedación placentera.
Un poco de historia
El cacao es una fruta de origen tropical con la que se produce el chocolate. Sus orígenes probablemente sean más antiguos de lo que se puedan imaginar, ya que hay remontarse 2500 años atrás.
Según la mitología tolteca Quetzacoatl, la serpiente emplumada, dios de la felicidad pacífica y jardinero del paraíso en que vivían, enseñó a los primeros hombres a cultivar el Cacahuaquaitl, árbol de cuyas semillas tostadas y trituradas procede el chocolate.
Dioses y emperadores de nombres más o menos impronunciables se sucedieron rodeando siempre el cultivo del árbol y la cosecha de los frutos mágicos ceremoniales incluidos sacrificios humanos a cargo de los sacerdotes.
Con sus habas maduras y tostadas preparaban la bebida energética reservada al emperador, nobles y guerreros. Cuenta Bernal Díaz de Castillo, cronista de Hernán Cortés, que a Moctezuma le servían una bebida de cacao en copas de oro. Y agrega tímidamente “que decían tenía una virtud para tener trato con mujeres.”
Tal vez por eso, según el cronista citado, a falta de vino, algunos españoles comenzaron a beberla si mayor entusiasmo, descubriendo “que cuando se la ha bebido se puede viajar todo un día sin fatiga y sin tener necesidad de alimentos”. Amarga y picante, no resultó particularmente atractiva al paladar de los conquistadores. Claro, el tchocolatl, tal como lo preparaban los indígenas, se aderezaba entonces con una de las tantas variedades de nuestro familiar ajicito de la mala palabra…
Destruida Tenochtitlán en 1521 y ya instalada la joven colonia en México, las religiosas de un convento de Oxaca pusieron a punto deliciosas nuevas recetas mezclando el chocolate con azúcar, vainilla y a veces canela y anís.
A partir de entonces pasteleros de todo el mundo derrochan talento para crear especialidades sólidas, líquidas o fundentes. Porque con chocolate todo es posible.
Estamos en agosto, y Villa Gesell se viste de chocolate para tentarnos una vez más con este fruto de los dioses; más precisamente el fin de semana largo del 17 de agosto se celebra la “Fiesta Provincial del Chocolate Artesanal”, y es una buena excusa para todos los golosos que podrán sucumbir a las más cuidadas delicias en chocolate y otros dulces, además de disfrutar de espectáculos para grandes y chicos. Por supuesto que allí estará El Viejo Hobbit, participando con su stand y ofreciendo las cosas ricas de siempre y algunas novedades con las que sorprenderlos.

lunes, 23 de julio de 2007

Historia de "El Viejo Hobbit"


Nuestro Agujerito Hobbit
www.gesell.com.ar/hobbit

Todo nació con un sueño primitivo que fue creciendo lenta y tibiamente; soñábamos con un lugar cálido, íntimo, mágico, donde las antiguas tradiciones del hombre al sentarse a la mesa, renacieran. Un reducto donde hallar la amistad, el calor de una conversación, el gusto por los sabores de la buena comida y el buen vino y la cerveza. Y así un día aquellos sueños hecharon raíces y fueron creciendo de a poquito, soportando duros inviernos, fuertes tempestades, perseverando como un Don Quijote al cual azuzaban los perros y las gentes sin sueño.
El nombre de “El Viejo Hobbit” nace por una pasión por John Ronald Reuel Tolkien, escritor inglés, y por su fantástica literatura. Tolkien nos habla de seres ya presentes en la mitología anglosajona, pero nos relata la existencia de otros pequeños y maravillosos, los hobbits, quienes habían aprendido a convivir con la naturaleza de una forma simple y alegre. Vivían en La Comarca, hermoso valle de verdes colinas y rara vez se ausentaban de él; pero hubo un día en que uno de ellos, Bilbo Baggins, decidió correr una aventura fuera de los lindes de La Comarca, que marcó su vida para siempre y que puso a los hobbits en los anales de la historia de la Tierra Media, de donde son oriundos. En honor a este audaz y simplón Hobbit es que hemos dado en llamar “El Viejo Hobbit” a nuestro hogar.
Primero en nuestro garaje vendíamos quesos y embutidos de Tandil, dulces artesanales y pequeñas artesanías, comenzaba el año 1996, la familia se agrandó, ya teníamos a Javier y a Martín y en mayo llegó Facundo. Al año siguiente construimos un saloncito con siete mesas, donde se podían degustar tablas y tortas artesanales, muy poquitos conocían nuestro reducto, fueron tiempos duros y bellos, con la belleza que da aquello que nos exige más de nosotros mismos, pero que finalmente nos recompensa, como cuando miramos un campo cultivado y sabemos que el esfuerzo del arado no fue estéril. Después vino un obsequio clave en la historia de El Viejo Hobbit, la abuela Liliana nos regaló para nuestro aniversario de bodas un caquelón de fondue, y allí comenzó una nueva etapa; aprendimos a hacer diferentes tipos de fondue con distintos quesos, al vino blanco, a la cerveza, y las ofrecimos a nuestros clientes, que quedaban una y otra vez encantados; después agregamos la de chocolate para los más golosos.
El boca a boca unido a un esfuerzo promocional artesanal (hecho a mano), nos regaló un crecimiento sostenido, la demanda nos obligó a incorporar nuevos saloncitos a aquel primigenio, pero eso sí, sin perder el encanto de los quebrachos, las ruedas de carro, las piedras y las muchísimas cosas que con su antiquísima vida decoran y llenan de nostalgia al lugar. El 13 de julio de 2002 es la fecha en que hicimos nuestra primera cocción de cerveza artesanal, y este día marca otro hito en la historia de "El Viejo Hobbit", pues significa la concreción de otro viejo sueño. Hoy pueden encontrar una hermosa puerta redonda con un gran herraje que hizo el abuelo Hugo, artífice también de las cascadas y del gran molino de agua, que como un guardián de cristalino cantar y perseverante andar custodia la entrada. Para estas vacaciones de invierno 2007, en el fondo un nuevo anhelo se asoma, “El agujerito Hobbit”, un lugar donde chicos y grandes pueden recrearse en la fantasía del mundo de Tolkien, y ser hobbits por un rato disfrutando de la calidez del hogar de un “mediano”, como llamaban la gente grande a estos seres maravillosos.

www.gesell.com.ar/hobbit